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lunes, 11 de mayo de 2015

EL JINETE SIN CABEZA

         Cuenta la historia que en tiempos de Juana de Arco vagaba por las estepas un jinete bravio dedicado a fomentar la igualdad entre sus paisanos. Su misión no era otra que la de establecer un orden de las cosas en el que nadie fuera mas que nadie, en el que todos los habitantes de la región poseyeran los mismos derechos, en el que todos los hombres y mujeres fueran iguales ante la ley, en el que nadie pasara hambre habiendo existencias... en pocas palabras "¡¡¡ya esta bien de tanto pillar pa la saca hoooombreeeee, deja un poco pa miiii leeeeñe!!!"
            Lo que este jinete no sabía es que sus acciones le iban a conducir a un trágico final ¡Lástima de hombre, quien pudiera avisarle ahora de su futuro! Él lo hacía convencido de que sus obras tendrían recompensa tarde o temprano ¡¡Pero que equivocado estaba!! Rondaba cerca el año 1846 (si ya se que Juana de Arco era del 1400, pero que más da si todo es inventado) cuando en el pequeño pueblo de Pegasapos se disponían los preparativos para colgar hasta la muerte a Rucio, verdugo, panadero, hostelero, cartero y herrero de esta localidad. ¿Que de donde venía el nombre del pueblo? pues de la costumbre que tenían sus habitantes de celebrar carreras en el mes de agosto con un sapo pegado a los riñones mientras se tiraban rodando cuesta abajo por el cerro la mulilla. Que decir tiene que ganaba el que llegaba abajo con menos huesos rotos, porque el sapo daba igual que saliera vivo o no, solo servía de decoración, ya que las damas del municipio se sentían muy atraídas por dicho animal ¿Que porqué? ¡Y yo que narices sé, deja ya de tanto preguntar que al final no te cuento la historia!
              El caso es que Rucio fué acusado de alta traición a la corona por ostentar mas cargos que el propio rey, lo cual en ese momento de la historia estaba penado con la horca y por lo tanto se ordenó su ejecución inmediata. Pero el hombre tuvo mucha suerte, porque el día del ahorcamiento el verdugo, que era él mismo, no se presentó a cumplir con sus obligaciones y la gente, harta ya de esperar y esperar y siendo el mes de agosto, aprovecharon que estaban todos reunidos para celebrar su tradicional fiesta del pegasapo, así que la gente fue desalojando la plaza y se fueron yendo hacia el cerro. Solo se quedó Rucio, que al ver que era abandonado, como pudo, se desató las cuerdas y aprovechó para escapar al monte. Por el camino se iba diciendo que iba a vengar la ofensa que le habían hecho y que no descansaría hasta conseguir que un hombre normal pudiera ejercer cualquier trabajo y acaparar todos los oficios que deseara. De hay surgió la primera idea de "minijobs" ya que para que una persona pudiera disponer de múltiples trabajos estos deberían ser de poca duración, sino no da tiempo a ejercerlos. Tal obsesión le entró al hombre que fue de pueblo en pueblo convenciendo a los patronos, capataces y demás gente con poder de que lo mejor para la gente era la libertad de trabajo. No se podía obligar a nadie a ser solo una sola cosa y mas cuando se pueden ser varias y por poco tiempo. No le costó mucho granjearse el afecto de los mandamases y la medida propuesta por Rucio fue rápidamente aceptada por todos. Instalada rápidamente a base de tesón y lucha, el pueblo se fue convirtiendo en una especie de trabajador "navaja suiza" que vale para todo pero que solo se usa en contadas ocasiones y como todos valen para todo, con contratar a uno en el momento que lo necesite de verdad, con eso sobra. Ya no es necesario tener a un chatarrero a tiempo completo, ni siquiera a un panadero si solo se come pan por la mañana, ni a un herrero si durante varios meses no se necesita herrar a ningún caballo.
              Se había conseguido crear trabajo y especialidad para todo el mundo pero solo para cuando se necesitara realmente. Y ahora viene lo malo, un buen día en pleno agosto, el tal Rucio decidió volver a su pueblo para participar en sus afamadas fiestas y sus paisanos en lugar de agradecerle todo lo que había conseguido de trabajo para ellos, le insultaron, lo ultrajaron y lo asesinaron cortándole la cabeza y atando su cuerpo a un caballo para que recorriera toda la comarca y así los poderosos se dieran cuenta de que eso mismo les podría suceder si continuaban con su actitud de empleo hacia el populacho. ¡Que pena señores! el pobre Rucio perdió su cabeza por luchar y conseguir cosas buenas para su pueblo. ¡Que gente mas desagradecida! Y por tanto desde aquí y en vista de que estamos a pocas fechas de las elecciones les sugiero a los señores Rajoy, Pedro Sanchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera que no se preocupen mas por nosotros, que nos dejen a nuestro libre albedrío, no vaya a ser que después la gente que es muy mala les paguen con la misma moneda con la que le pagaron a Rucio. ¡¡Desagradecidos!! ¿Mentira o Verdad?.

4 comentarios:

  1. nada más lejos de la realidad. q pobre Rucio

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    1. Pues si, pobre hombre. Pero espero que eso sirva para que los que vienen detras aprendan la leccion

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  2. No se para que tantos trabajos,con uno aunque sea regular pagado,me conformo.No hay que ser ansias.eltiolavara.Tom.

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